En un tiempo donde las cosas parecen ponerse cada vez más difíciles para todos.
Donde el mundo ha entrado en pánico y fobia,
donde no podemos confiar en nadie y no sabemos qué camino tomar,
donde las cosas se nos van de las manos,
donde nuestros hijos se pierden en los vicios de las drogas y el alcohol,
donde nuestros seres queridos buscan como escapatoria el suicidio,
donde todo se soluciona con desorden y violencia,
donde las oportunidades son para unos pocos,
donde los padres se sienten con las manos atadas al ver a sus hijos destruirse,
desencadenando la separación, echándose la culpa el uno al otro;
donde se perdió el respeto y las buenas costumbres,
donde con excusas nos es más fácil encontrar culpables,
donde como justicia hacemos uso de mano propia,
donde en el mercado espiritual encontramos ofertas de salvación,
donde para todo tenemos un chivo expiatorio,
donde nos hacen sentir culpables de las cosas que nunca cometimos,
y nos hacen renunciar a lo poco de bueno que nos queda,
y donde a todos nuestros errores y desenfrenos los llamamos demonios;
donde en pleno acto de conciencia y facultad, estimulados por el alcohol y la droga;
cometemos grandes atrocidades excusándonos de que no somos conscientes (o nos acordamos)-
o fuimos poseídos por el mal y cúantas otras excusas más.
Si queremos cambiar nuestra historia debemos hacernos una pregunta simple:
Nosotros como Pay, padres, madres;¿qué estamos haciendo por ser mejores personas
y ser ejemplo de nuestros hijos?
Si la verdadera escuela es la casa y los principales maestros somos nosotros,
y la conducta de nuestros hijos es el reflejo de sus guías (padres) y no de la sociedad;
en nuestro amado hogar es donde se cultivan las buenas costumbres, el respeto y la responsabilidad.
Es así donde las cosas cambian; no hay mal por más poderoso que sea,
que no pueda ser vencido con Amor y Coherencia;
sepamos que no debemos abusar del libre albedrío,el mal uso trae consecuencias irreparables.
Aprendamos a usar el libre albedrío para nuestro bien y el de nuestra sociedad.
Yo; como responsable de mi Ilé o Terreiro, me comprometo empezar a buscar
el Cambio para la feligresía o hijos en general,
para después exigir a la sociedad el mismo respeto que nos merecemos;
y cuando esto llegue a concretarse volveremos,con la ayuda de Nuestros Orixás y espíritus guías,
a ser una sociedad de respeto mutuo, creyendo que con la Fé,
por más diferencias de credos que tengamos,podramos llegar un día a la casa de nuestro Padre (Dios),
que es Uno solo para todos,por más nombres que le pongamos.
Es mi deseo que esa semilla que nuestros ancestros sembraron puedan cosechar
nuestras proximas generaciones,como dice el Himno de la Umbanda:
Unidos levantemos la bandera de Oxalá.